La inspiración del escritor

La inspiración es el estímulo que alienta la labor creativa del escritor o del artista.

La definición de la RAE también incluye a la ciencia y me encanta pensar en un científico inspirado que crea algo absolutamente nuevo y maravilloso.

Tradicionalmente, la inspiración se ha relacionado con la creatividad y con el poder divino que cae sobre un artista y le permite crear su obra. Esa divinidad que desciende es algo inexplicable que muchos relacionan con Dios.

He tenido mis días de inspiración. Los he tenido y, entonces, me he sentido conmovida ante la vida y he llegado a entender de qué se trata el aire divino que desciende.

A mí me gusta esa visión romántica de la inspiración, pero he podido comprobar en carne propia que es solo eso: una visión romántica bonita.

La mayoría de las veces, la creatividad se me ha presentado como un asunto sobre el que debo trabajar arduamente. La mayoría de las veces, no ha bajado sobre mí divinidad alguna.

Quiero decir, la visión romántica de la inspiración existe, pero está tan sobrevalorada que la gente suele pensar que los escritores vivimos en el limbo, mientras vamos escribiendo textos, como resultado de nuestros viajes astrales.

Si eres escritor, más tarde o más temprano te llegará de boca de otros la afirmación: «Tú vives en otro mundo».

Pero la cruda verdad es que los escritores somos tan terrenales como cualquier otro mortal y debemos trabajar mucho para crear textos que valgan la pena. La inspiración, una vez sí y otra también, procede del trabajo cotidiano al que se dedica el escritor en cuerpo y alma. No es producto divino, sino el resultado de un creador incansable que, día tras día, se sienta ante su ordenador o su bloc de notas a escribir.

Aunque me encantaría vivir en el limbo y ser una de las iluminadas que escribe una verdadera obra de arte, como escritora, más que nada, me siento una trabajadora.

Necesito la inspiración y eso es indiscutible. Como la necesita un carpintero, una jardinera, un cocinero, una madre, un docente o una científica. Todos la necesitamos, porque la inspiración trae consigo a la creatividad, que es un asunto esencial para la vida, pero esa suerte de estado mágico en el que algunos creen que vivimos los escritores no es tal.

Ya lo dijo Picasso: «La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando».

Por eso, queridos amigos, quien quiera dedicarse a la escritura no debe dejar en manos de la divinidad su futuro, sino más bien comprometerse consigo mismo a encarar una tarea ardua que requiere perseverancia, planificación y entrega.


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