Un niño que duerme. Una madre que sueña despierta. La hermosísima imagen de una luz que no despierta me remite a la idea de una luz que, aun dormida, nunca deja de ser luz. Y eso es lo significativo y también lo simbólico: incluso sin despertar, soñamos, brillamos.
Es algo esencial que se manifiesta cotidianamente, si estamos atentos y dispuestos a verlo y a sentirlo, como hace Marina di Marco (Buenos Aires, 1990) en este poemario en el que transforma los sucesos cotidianos en poesía.
La infancia, la memoria, la maternidad, el arte y hasta la denuncia están presentes en los versos de esta reunión de poemas atravesados por la mirada de una Marina profunda, mística, desprejuiciada y auténtica: Con luz no despertada.
¿Qué mejor lugar que la infancia para ir a buscar quiénes somos, para no olvidar quiénes somos? ¿Qué mejor lenguaje que el poético para compartir con otros las visiones que vamos tejiendo?
Les recomiendo este precioso libro publicado por la editorial Barenhaus (disponible tanto en papel como en digital), además de seguir a su autora, una fuente de inspiración y generosidad.
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