Oscar Brenifier es un escritor y filósofo francés, codirector del Instituto de Prácticas Filosóficas, que se ha dedicado a trabajar sobre el concepto de “práctica filosófica”, principalmente en la infancia, con innumerables libros que considero pilares para quienes estamos interesados en ofrecer a los niños contenidos con sentido.
Si bien todo trabajo filosófico es una práctica por tratarse de un ejercicio de pensamiento, Brenifier, más que aproximarnos a los grandes maestros y a la erudición, apuesta a acercarnos a la filosofía como práctica que no está reservada a una elite, sino que también nosotros podemos apropiarnos de ella y criticar, argumentar, problematizar, sin caer por eso en la vulgarización.
Fundamentalmente, nada diferencia la filosofía con niños de la filosofía con adultos. Pero el simple hecho de hacer la experiencia del ejercicio de la filosofía con niños en su más temprana edad nos invita a repensar lo que constituye el gesto filosófico, las condiciones mismas de posibilidad del filosofar, es decir a intentar captar de la manera más ajustada posible lo que constituye la sustancia de esta práctica, una vez extraída de su envoltura de formalismo y erudición.
Conocí personalmente a Oscar en Medellín en 2014. Entonces, me regaló y dedicó el libro ¿Contrarios? Un libro para ejercitar el arte de pensar, ilustrado por su compañero de ruta Jacques Després y publicado, como muchos de sus libros para Latinoamérica, por Océano Travesía. De su obra, es uno de mis preferidos.
Desde que somos muy pequeños aprendemos que las ideas se oponen y comprenden una gracias a la otra: la oscuridad solo se entiende en oposición a la luz, la alegría a través de la tristeza, el frío por el calor… Luego, nuestro pensamiento se vuelve más sutil y nos permite comprender nociones más abstractas. Pero siempre continúa necesitando a los contrarios para progresar y ayudarnos a comprender la realidad y a nosotros mismos.
Esta es parte de la descripción de contratapa de este libro que, como muchos de los libros de Brenifier, y me animaría a decir que todos los que presenta para niños, motiva a pensar mejor nuestro mundo interior, lo que, como consecuencia, nos lleva a tener los recursos para habitarlo, a la vez que entendemos el universo más amplio que compartimos con otros.
La cuestión de Dios es otro libro que me parece fascinante. La idea de que no hay una respuesta única para algunas preguntas universales vinculadas a las creencias atraviesa los conceptos que presenta el autor e introducen al lector en un espacio mucho más valioso: la diversidad. El libro termina involucrando al lector a tal punto, que es él el que, finalmente, tiene la respuesta.
El bien y el mal, otro de mis favoritos, también contrasta ideas diferentes, incluso opuestas, acerca del bien y el mal. Es otro viaje que invita al lector a descubrirse.
Estos son solo algunos títulos de su extensa obra, que todos deberíamos conocer. Una obra comprometida con la filosofía, con la infancia y con la generación de espacios para pensar y repensar.
La filosofía siempre ha sido la base del pensamiento y la sabiduría humanos. La filosofía nos sumerge en laberintos que nos permiten deducir, criticar y crecer. Y la filosofía, cuando se combina con la infancia, se convierte en una herramienta única de experimentación y desarrollo.
Los libros de este autor trascienden las edades. Eso también hay que decirlo. Cualquier adulto puede disfrutarlos tanto como un niño.
Los invito a navegar por las rutas que propone Brenifier y a enriquecerse con sus libros, hermosos objetos a los que volver una y otra vez.
Ilustración de portada: Jacques Després.
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