Infancia y pantallas. El cruce de estas dos palabras me interesa, me preocupa y me ocupa desde hace años.
En el 2014 redacté para Unicef Acompañando a los nativos digitales, una guía para fomentar el diálogo y la reflexión sobre el tema y para brindar recursos para que los adultos acompañen de forma adecuada a los niños.
Varios años después, en 2021, colaboré como correctora, también para Unicef, en la publicación Pantallas en casa, una guía que ofrece orientaciones a las familias para acompañar una navegación segura en Internet.
Entre esos años sucedieron muchas cosas. Leí, me informé, conocí en España a Catherine L ́Ecuyer… Profundicé mi acercamiento a los niños desde mi rol de escritora y comunicadora de ideas con las que me siento comprometida. Fui madre…
Como sea, en esa vorágine que es la vida, seguí leyendo e informándome permanentemente. Es algo que no me canso de hacer, porque considero que este es uno de los temas relevantes para la infancia, que hace falta mucha difusión de información todavía y, ni hablar, una concientización mayor.
En marzo de 2023, en Uruguay:
El incremento de la exposición a las pantallas y el inicio temprano del uso “afecta el neurodesarrollo, el lenguaje y las habilidades sociales” de las infancias, explicó el neuropediatra Alfredo Cerisola.
Esto se afirma en una nota periodística del 31 de marzo de 2023, publicada en Uruguay por la diaria. En esta, además, se dice:
75% de niñas y niños menores de cinco años utilizan “al menos” una hora por día algún dispositivo electrónico en Uruguay.
En España, mientras tanto, en abril de 2023, en 20minutos se informa:
Niños y adolescentes en España pasan la «barbaridad» de casi cinco horas al día frente a una pantalla cada fin de semana.
Y en mayo de 2023, en La República de Colombia se presenta un artículo en el que se describen las realidades de varios países, como resultado de un estudio de Electronics Hub.
En Colombia, se va más de 50% del tiempo del día estando al frente de una pantalla.
Y podría seguir agregando citas actuales, pero la extensión abrumaría a cualquiera.
Hay, considero, una verdadera necesidad de despertar. De que los adultos despierten y puedan ver con claridad este aspecto trascendente para el futuro de los niños, que están viendo profundamente afectado su desarrollo físico, emocional y social por el uso inadecuado de las pantallas desde edades muy tempranas.
Y aunque hay todavía muchas personas que no están dispuestas a despertar, es esperanzador constatar que hay tantas otras que cada día abren los ojos, toman conciencia y, lo mejor de lo mejor, accionan. Algunos incluso dando drásticas marchas hacia atrás, como el gobierno sueco, que acaba de frenar el plan digital actual en escuelas y de anunciar una inversión millonaria en libros de textos (La Vanguardia). También está el ejemplo de los pobladores de un pueblo irlandés, que se pusieron de acuerdo para crear un código sin teléfonos inteligentes (The Guardian). ¿Un pueblo entero que acciona conjuntamente? Pues, sí. Algunos llegan a eso.
Por mi parte, seguiré informándome y compartiendo mis preocupaciones sobre este cruce de realidades, sin olvidar que el laboratorio de la vida para los niños está básicamente en su casa, lejos de las pantallas y muy cerca del juego, de la naturaleza, de la libertad y de la posibilidad de expresar las emociones y la creatividad que los acerquen a la autonomía y al autoconocimiento.
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